Más de tres mil kilómetros a cuestas sobre carreteras tortuosas y paisajes de belleza increíble. Litros y más litros de combustible degustados por hambrientos motores de antaño, afinados cual mecanismos de relojería, que martillean oídos y riñones de sus afortunados usuarios. Casi todos los que llegaron a meta estaban rendidos tras una semana de competición extenuante, dura, exigente y que ha llevado al límite del aguante físico a pilotos jóvenes y veteranos, que han luchado contra el sueño, el frío, la sed y el hambre…
Contado así parece exagerado y podría parecer la narración de una dura etapa del Rallye Dakar de hace unos años; pero no, se trata del Rallye Monte-Carlo Histórico, que suma todo lo dicho a su tradicional estampa de glamour, poderío, belleza, estética y coches de colección. “Quien quiera venir, que venga”; “si puedo, volveré”; nos dicen muchos, pero la verdad es que la organización de este rallye plantea una prueba de una dureza que parece casi irracional, lo que sin duda hace incrementar su leyenda y prestigio. Menos mal que son auténticos apasionados y enamorados de la historia el automovilismo, de la competición, eso que a veces nos cuesta entender... Ayer, a las cuatro de la mañana, con temperaturas bajo cero en el puerto de Montecarlo, todo eran sonrisas nerviosas, abrazos emocionados y champagne a raudales. Solo el placer de escuchar y ver las caras de los entrevistados por la hazaña realizada, incluida la mítica prueba del Turini, y escuchar su arranque común no pactado entre ellos de, “he cumplido un sueño”, nos permitía entender, valorar, disfrutar y compartir la aventura superada.
El último día de rallye fue realmente emocionante para el equipo SEAT Coches Históricos. Lo mejor, en conjunto, es que todos mejoraron varias posiciones en las condiciones más adversas, cuando más nevaba y cuando peor estaba la carretera. Para los técnicos y mecánicos del equipo, lo más satisfactorio fue que los tres coches aguantaron perfectamente el uso y abuso que de sus mecánicas hicieron los pilotos. Una palanca de cambios que se soltó, y los controles del copiloto para calcular la velocidad media que se fueron a “negro”, fueron los hándicaps de Salvador Cañellas y Dani Ferrater. Estos dos “jóvenes de setenta y tantos años” cuajaron una gran participación. A base de unas manos y una habilidad excepcionales, con un pletórico Cañellas al volante, el SEAT 124 Especial 1800 grupo 4 finalizó en una respetable 63º posición.
Mejor le fue a Joan Dalmau, director de coches.net, que desplegó todas sus virtudes para llevar a buen puerto el SEAT 1430 del equipo, concluyendo la prueba en la 57 posición y siendo el mejor SEAT clasificado en esta edición. Algo más atrás concluyó Manu Cortés, que marchaba en el top 20 en la jornada precedente hasta que una piedra se cruzó en su camino para, finalmente, terminar en una meritoria 131º posición. El periodista vasco llegó al puerto de Montecarlo a eso de las cuatro de la mañana, agotado tras completar más de la mitad del rallye en la fría noche de los Alpes, pero feliz, en especial tras la temida noche del Turini. Nos aseguraba, dando detalles de modelos y hasta dorsales, haber superado con el pequeño SEAT 127 a no menos de seis rivales que no eran capaces de seguir su ritmo en la montaña nevada (y podemos dar fe de ello). De una forma o de otra, cansados pero saboreando el éxito que representa el mero hecho de llegar a la meta, el comentario de todos ellos siempre era el mismo: “hemos cumplido un sueño”; pero si hay que cumplirlo otra vez el año próximo, no hay problema.
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