La escudería HRT F1, propiedad del empresario español José Ramón Carabante, llegó a Bahréin esta noche (hora de Bahréin) cuando ya muchos les daban por ausentes en la primera prueba del mundial de la Fórmula 1. Pero por suerte en el último instante dieron señales de vida y comenzaron a montar su box en el trazado bahreiní.
Después de acomodarse los mecánicos e ingenieros se pusieron a trabajar con el monoplaza fabricado por Dallara y que el constructor entregó en tiempo record a la escudería con bandera española.
En esos instantes un gran número de periodistas se agolpaban en el interior del garaje y esperaban con ilusión escuchar el rugido del nuevo monoplaza español.
Pero por mucho que lo intentaban los ingenieros el tímido monoplaza no quería despertar, fue entonces cuando se dieron cuenta de que algo iba mal.
Al final, y tras varios intentos, el equipo logró arrancarlo sin saber muy bien que pasaba exactamente.
En esos instantes el piloto brasileño Bruno Senna asistía desolado al debut de su escudería en la Fórmula 1.
"Han montado el sistema hidráulico al revés. No sé, fallos así...", comentaba el sobrino del mítico Ayrton Senna a los presentes mientras que su compañero de box, Karun Chandhok, se lo tomaba con más filosofía.
Después de una lucha sin tregua con el monoplaza por fin suena el propulsor durante algunos segundos y todo el equipo salta de alegría en el box conscientes de que será una azaña si terminan la carrera el próximo domingo.
"Sería un éxito por todo lo alto si consiguiéramos acabar la carrera», asevera el piloto indio del HRT F1 dando por sentado que las cosas no pintan muy bien para ellos en la primera cita del mundial.
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